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El Ser Industrial

El ser industrial

“El ser se dice de muchas maneras”
-Aristóteles-


Sujeto que se encuentra inserto en un gran complejo habitacional, sobrepoblado de seres que buscan la azotea más alta para poder respirar un aire –si no más puro- menos contaminado; un cielo sin soles con efecto invernadero y una esperanza depositada en lograr la univocidad dentro de la analogía. Suele deambular con la prisa bajo el brazo y con la necesidad de poner orden dentro del caos urbano, colocando la mirada fija en cualquier horizonte. Su suelo es de asfalto prefabricado a prueba de inundaciones, temblores, marchas y nuevos modelos “edición limitada” que avanzan a vuelta de rueda, tratando de llegar a destinos rutinarios e irreflexivos. Su economía gira en un mercado donde los productos se abaratan por su manufactura global, cada personaje vive con los elementos fabricados “en serie” y a partir de ellos se ingenian los modos originales de vida social y autónoma.


Este citadino vive en perspectiva y conjunción con su medio ambiente, la ciudad –su gran mundo-, se puede entender como un proceso superior que hace posible su desarrollo humano. Este es el habitat de ese ser, al que llama Fernando Savater “artificial por naturaleza”, porque crea su propio ambiente en el espacio que pretende ser el ideal, e inmediatamente se adapta o se aferra a las circunstancias que de él emanan.


Así como la parte no puede ser mayor al todo, el ser industrial no puede formarse del todo, pues su construcción se ubica en un proceso y un tiempo que se desarrolla a futuro. Resulta ser un proyecto multiforme, ambicioso, una suma de potencialidades suficientes para lograr lo siempre esperado.


Alejandra Zermeño moldea ciudadanos con materias primas que se usan en los hornos de complejos industriales y los adapta para postular esencias que se perciben, principalmente, en los rostros vastos de energía expresiva, permitiendo una nueva valoración estética y una transformación sustancialmente viva de naturaleza variable y revolucionaria.


Si su obra nos resulta familiar, se debe a que en cierta hora del día, sin darnos cuenta, nos reflejamos cuando revelamos una faz que se oculta bajo telas, plásticos y tecnología personalizada, pero que nos vuelve indiferentes a un orbe supuestamente intercomunicado. La enajenación es un pariente cercano.


El ser industrial representa la inserción valorativa de todas las contradicciones y conjunciones establecidas por las normas morales, políticas, económicas y religiosas para producir sentidos estéticos y sentimientos indefinidos aglutinados en un cuerpo que se esculpe para sí mismo y que nos ayuda a complementar una existencia inacabada.

 

César Alejandro Castro Leon
Curador del Museo Universitario “Leopoldo Flores”