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Puertas de la corteza

PORQUE EL ARTE ES LA PATRIA DEL HOMBRE
EL COLOR ES LA TIERRA, LA HUMANIDAD ES LA ARCILLA

Carlos León


En la pintura de Carlos León se aprecia su filosofía inspirada en cada pueblo desde sus raíces primitivas, en América como nación, enraizada en su pensamiento mágico religioso, en su anhelo y sus ideales; filosofía que se describe sobre lienzos convertidos en mapas del sentimiento, de la búsqueda y la respuesta, lienzos con textura pétrea -que a diferencia de las piedras pulidas tal vez por el fuego y por el viento, por la lluvia y la eternidad- estos lienzos poblados de rostros inocentes e impenetrables son pulidos por el artista con la constancia que requiere el cincel-pincel, con el pulir y pulir que requiere el color; es el oficio y el juego donde alternan la luz y la sombra; diálogo y elogio a los contrastes y a la sutileza para convertir la firmeza pétrea en la cartografía de un pueblo interpretada desde el pensamiento y los ideales del pintor.


Así, Carlos León ligado a la naturaleza y a la historia, como en un elogio a la sombra y a la luz, pule cada matiz creando contrastes delicados, apenas perceptibles que a fuerza de analizarlos nos descubre rostros entre rostros, expresiones que van formando y transformando personajes, mientras la composición se extiende sobre fondos impecables, ahí nada interrumpe el tacto de la mirada; de tan ¡nocente desafía, de tan impenetrable es un canto de ausencias; escritura tan pétrea que borra lienzos de arena hechos de urdimbre y trama, para convertirlos en continentes-contenidos por el corazón del hombre, por su historia que nace desde lo primitivo, cruza tiempo y cultura, analiza y
descubre en otros pintores, en otros poetas, para retornar el propio origen sobre la arcilla del mundo, para retomar el camino desde el color de la tierra, hasta la fuerza de la vida.


Al hablar del soporte de las pinturas de Carlos León, nuevamente recordamos una constante en algunas culturas antiguas entre ellas la maya y la queche, esto es en lo que se refiere al cuadrado perfecto de los lienzos de formato mayor. Con frecuencia -en sus pinturas- el artista traza horizontes en el tercio superior del lienzo, es como un arco que hace y rehace la historia, es como un reflejo del tiempo y de lo indestructible, es la idea de la constancia de la vida y en ella la constancia de la cultura y del arte. Pinturas donde los personajes entrelazan sus manos, mientras el pintor los une, los integra y los protege, ellos nos observan desde el fondo de los tiempos, desde su inocencia antigua y contemporánea. Personajes sin edad que al hablar del fondo y contenido de la obra de Carlos León, nos remiten a las obras ancestrales talladas en piedra o en madera, en épocas muy antiguas, cuando los artistas daban importancia a rostros y expresiones, restando importancia a las piernas.


Al igual que los artistas antiguos Carlos León trabaja cuidadosamente cada rostro su expresión y su mirada; personajes hieráticos convertidos en un diálogo que va más allá del símbolo para ser los iconos que evocan lo sagrado, que evocan el misterio y la magia del arte primitivo, de lo ancestral: íconos-figura e íconos-color; naturaleza y hombre protagonistas de la pintura para convertirse en el hilo conductor del pensamiento, de la espiritualidad del hombre, de su aspecto poético, de sus creencias y su origen, de su aspecto histórico, de su necesidad de Dios; derrotero común, testimonio del hombre; búsqueda del origen, entendimiento y salvación...

Así, Carlos León al realizar su obra, indaga y se inspira en la expresión de todos los pueblos en todos los tiempos... Porque el arte es la patria del hombre. El color es la tierra, la humanidad es la arcilla.

 

Leonora Martín del Campo,
Dir. General y Producción del Directorio de las Artes
Plásticas.
Cd. de México20.IX.06