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Colectivo 2,50

Intervención urbana

 

La calle es el espacio público que hace posible la conexión libre entre todos los individuos que construyen y conviven en una ciudad. En ella, damos cuenta del desarrollo y la composición del lugar, mediante una infinidad de elementos visuales que simbolizan el comportamiento cultural de sus habitantes. Las plazas, los parques, el trazo de las avenidas, los edificios construidos, son ejemplos vivos de la historia, de la actualidad y de los futuros cambios que se pueden hacer para modificar o reforzar la identidad del ciudadano y su entorno.


Habitar una ciudad no sólo significa “estar” ocupando un lugar en el espacio como lo ocuparía un semáforo, un portal o una casa. Habitar significa comprender y utilizar los recursos que compartimos con los demás para realizar mejor las actividades cotidianas de nuestra vida. En este sentido el espacio de todos, se convierte en un elemento habitual e impersonal por el que transitamos y que nos permite desempeñar proyectos personales y sociales, su utilidad primordial radica en la realización de nuestras actividades, es decir, cuando intervenimos el espacio. Con todo su ruido, la ciudad se convierte en testigo mudo de nuestras acciones públicas.


Intervenir es mostrar interés sobre algo, fijar nuestra atención hasta el punto de resaltar y revalorar lo que ha estado allí ignorado desde siempre o desde hace tiempo. Y esa es, la tarea de la que se ocupa el arte urbano. Un trabajo cuyo proceso continuo pasa por un filtro conceptual donde interviene el interés sobre el objeto, la atención convertida en su estudio, la acción consumada y finalmente, la revaloración del mismo. La pieza en cuestión es “girada” para que el transeúnte voltee hacia ella, provocando nuevos cuestionamientos sobre lo que ve. Si el hombre da vida a los objetos por medio de su uso, el arte urbano multiplica su funcionalidad haciendo del espacio un elemento que cobra vida, que se comprende y por lo tanto que se hace más habitable.


2.50 trabaja en ello, primero en la ciudad de Cuenca, Ecuador. Ahora toca el turno a la ciudad de Toluca para desarrollar ideas y aplicar las técnicas necesarias que lleven al registro de transformación de espacios. La gente familiarizada con la ciudad, tendrá que apreciar el plano conceptual del elemento intervenido, llevarlo a la práctica y posteriormente integrar los resultados obtenidos.


De esta manera, el museo se convierte en pieza clave para difundir lo que pasa en el exterior, desde sus muros y exponiendo lo trabajado; provocando un giro cultural que consiste en promocionar el arte urbano desde una institución pública que posibilita y apoya un trabajo técnico-intelectual desarrollado por los artistas, alumnos y público en general.


Esta es una propuesta vinculatoria del espacio museal, donde el centro del museo bombea la circulación por la ciudad, abre, en “Arte Abierto” lo que los jurados consideraron una valiosa incursión.

 

César Alejandro Castro León
Curador del Museo Universitario “Leopoldo Flores”